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No Es Lo Mismo Ser Un Emprendedor Que Un Aventurero

Ser un emprendedor no es ser un aventurero

Ni tampoco es lo mismo emprender una aventura que aventurarse en un emprendimiento.

Publicado por JoelPintoRomero
martes, 11 de diciembre de 2018 a las 14:17

En muchas ocasiones suele hablarse del emprendimiento como una aventura maravillosa, o halagar el espíritu aventurero y desenfadado que suele caracterizar a los emprendores, que lo arriesgan todo por la búsqueda de un sueño.

Pero lo cierto es que no es lo mismo ser un emprendedor que un aventurero, aunque así nos parezca.

Es normal escuchar estas cosas en cursos, charlas y seminarios para emprendedores. Se hace mucho hincapié en la necesidad de dejarse arrastrar por la pasión, por la energía, la ilusión, trabajar 80 horas cada semana, que tengas un espíritu rompedor, que no te detengas ante ningún obstáculo...

Se hace mucho énfasis en el hecho de que no hace falta tener un capital ahorrado para emprender, o incluso en los casos más atrevidos, se le resta directamente importancia al hecho de hacer una pausa y detenerse para diseñar un plan.

Pareciera que lo único que hace falta para emprender es tener las ganas o encontrarse en una situación de absoluta necesidad. Y realmente no es así.

Profesionalmente lo que más me ha preocupado, incluso durante las revisiones que hago con mis clientes de consultoría, es el hecho de que no se le preste suficiente atención a dos áreas de mucha importancia: el dinero y la planificación.

 

Emprender sin dinero es ponerte las cosas más difíciles sin necesidad.

 

A los emprendedores más jóvenes se les dice que por no tener hijos, no tener obligaciones financieras importantes o simplemente por el hecho de estar viviendo aún con sus padres, no les hace tener dinero o acceso a ningún tipo de financiación para emprender.

Y aunque es cierto que NO ES IMPOSIBLE EMPRENDER SIN DINERO, también es cierto que son muchas menos las opciones que están en nuestras manos cuando no contamos con ningún respaldo financiero. 

Se entiende que un emprendedor joven que aún no tenga hijos, disfrute de una situación financiera más ligera, por supuesto que sí. Hasta ese punto, estamos de acuerdo.

Sin embargo ¿quién dijo que un joven que aún está viviendo en casa de sus padres no tiene acceso a financiación?

¿Quién está cubriendo en nombre de nuestro joven emprendedor los recibos de luz, teléfono, alquiler, o incluso la misma comida?

¿No son acaso los padres mismos? ¿No es esto una forma de financiar los gastos normales que tendría nuestro joven emprendedor si estuviera montado su negocio fuera de casa? ¿O es que acaso el trabajar desde casa implica que esos gastos no existen o que no los queremos ver?

Es importante en estos casos darle a cada cosa su nombre correspondiente y poner los puntos sobre las íes, antes de que vayamos a estar a los jóvenes, incluso aquellos recién salidos de la universidad, a que se lancen al mundo de los negocios con toda la ilusión pero sin un céntimo en sus bolsillos.

Casi con toda seguridad su idea no llegue a ver la luz simplemente por no tener con qué hacerle frente a los gastos más mínimos o que incluso un gasto de aquellos que nadie puede preveer, saque a nuestro emprendedor del mercado o lo obligue a endeudarse hasta la nariz, simplemente por haber seguido un mal consejo.

Y eso ya le ha ocurrido a más de un proyecto emprendedor, lo que pasa es que no son los casos de los que todo el mundo habla en Internet.

 

¿Cómo saber hacia dónde vas si no has escogido un destino ni has trazado una ruta que te indique el camino que debes tomar?

 

Si miras tu propia situación personal, estoy seguro que nunca en tu vida te has ido de aventura sin preparar, por lo menos, una pequeña mochila con las cosas más escenciales: una botella de agua, un teléfono móvil, una linterna, una colcha y algo para comer.

¡Eso como mínimo! Y también será capaz de asegurarte que nunca te has ido a caminar a un sitio sin tener si quiera un por qué y un hasta cuando.

Nadie, en su sano juicio hace las cosas de esa manera.

Lo mínimo es saber por lo menos hacia donde vamos y que ruta debemos tomar para llegar en un tiempo decente. Y ya eso es tener un plan, por muy sencillo que sea.

No sé si a ti te ha llamado la atención como a mi, pero en muchas de las sesiones de formación a las que he tenido la oportunidad de asistir no se menciona por ningún lado la necesidad de planificar, aunque sea de forma muy sencilla lo que va a ser tu negocio, del cómo va a funcionar, de las cosas que te van a hacer falta para sacarlo adelante, lo que en muchos sitios llaman “El plan en la servilleta”.

Por supuesto que es de muchísima importancia tener una actitud positiva y ser una persona proactiva, tener ilusión, sentirte enamorado de lo que haces y de la idea que tienes para tu negocio. En eso estamos completamente de acuerdo, pero también es necesario tener un plan de negocios, tan sencillo y breve como tú quieras, en el cual hagas un análisis de las cosas que te puedes encontrar en el camino de tu emprendimiento, cosas tales como cuáles son tus fortalezas y debilidades, y las oportunidades y amenazas que el mercado pone enfrente tuyo.

Te aseguro que haciendo este breve ejercicio, te sentirás mucho más tranquilo y podrás gestionar tu negocio de manera más efectiva.

 ¿Qué hacer entonces para arrancar como emprendedor y no ser un simple aventurero?

 

  • Define con claridad a dónde quieres llegar y cuánto tiempo quieres que dure tu viaje. El “hacia dónde” es importante para asegurarte que escoges el camino correcto que te llevará en esa dirección. El “cuanto tiempo quiero demorarme en el viaje” es igualmente - o quizás ás importante - porque también tienes que saber cuando es necesario cambiar de rumbo si las cosas no están saliendo de la manera correcta y te estás demorando más de la cuenta en llegar a destino.
  • Trata de no emprender con los bolsillos vacíos. Asegúrate de contar con dinero suficiente para cubrir tus gastos, por lo menos, por los dos primeros años. Si se te hace imposible lograrlo, trata de tener dinero suficiente para los primeros 12 meses. Ten en cuenta que si no lo haces, tu emprendimiento dependerá exclusivamente de las ventas que puedas generar y cualquier movimiento inesperado del mercado o del negocio te pondrá en graves aprietos.
  • Define con mucha claridad que vas a hacer para conseguir tus primeros clientes, tu fuente de financiación más inmediata y segura. Por muy ejemplar que sea tu idea de negocio, tu proyecto, no llegará a ningún sitio si no consigues clientes que compren lo que ofreces. Tenlo en mente. Un producto sin clientes, está condenado al fracaso.
  • Hazte un plan para manejar el crecimiento de tu negocio. Aunque parezca mentira, una de los desafíos más grande para todo emprendedor es gestionar el éxito. Muchos comienzan a crecer demasiado pronto y se quedaron sin dinero en un abrir y cerrar de ojos. El crecimiento de tu negocio puede llenar tus bolsillos, pero no ser suficiente para generar un crecimiento real. Asegúrate de hacer las cosas al revés: Que tu negocio crezca primero y luego que aumente el dinero que te estás metiendo en los bolsillos de forma progresiva.

Ser emprendedor es para mi una aventura maravillosa que te da la valiosísima oportunidad de hacer las cosas diferentes, de cambiar todo aquello que quieres cambiar y de hacer las cosas bien en todo momento, siempre y cuando tu emprendimiento se lleve a cabo con un mínimo de sentido común.

No conviertas tu emprendimiento en una pesadilla, ni dejes que tu idea maravillosa muera, por no habértela tomado un poquito más en serio.

Recuerda que no es lo mismo ser un emprendedor que un aventurero. Planifica tu proyecto y llévalo adelante con mucho sentido común. No dejes que la falta de visión arruine lo que pudo haber sido una experiencia alucinante.

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